El poder contra el poder
Está desapareciendo la última esperanza que tenían los mexicanos de que prevaleciera la justicia y la sana distancia que la Costitución marca para la división de poderes que garantice la práctica de la democracia. La aprobación por el congreso de la reforma que amplía el mandato de Arturo Saldivar el pasado viernes 24 es una violación al artículo 97, párrafo cuarto, de la Constitución Mexicana.
Pero, mientras los ciudadanos comunes, cuya preocupación inicial es no caer victima del crimen, con la politización del poder judicial estan perdiendo la oportunidad de ser juzgados por jueces con la toga bien puesta, y empezaran a ser juzgados por funcionarios designados desde la presidencia.
Esto viene a confirmar el hambre de poder de un hombre que se valió de la gente para obtenerlo, la única manera que tiene la poblacion de frenar esto es balancear el congreso en la elección del 6 de junio, despúes solo habrá una voz en los poderes legislativo y judicial.
Así, si el pueblo no responde en las urnas el México de Lopez Obrador que quiso ser Benito Juárez, un reformador, acabará siendo Porfirio Díaz. de vuelta al hiperpresidencialismo.
Mientras el presidente Andres Manuel López obrador juega al poder absoluto, mantiene a la ciudadanía ocupada con la inseguridad y los altos niveles de violencia. Hay cinco ciudades de México entre las más violentas del mundo no es poco.
La reaccion de Saldivar no pudo ser menos decepcionante, ese incómodo silencio mientras se llevaba a cabo el proceso, esa falta de pronunciamiento que lleva a México a unirse a las tendencias autoritarias que lastran latinoamérica.
Aun falta saber el precio que pagará la ciudadanía al permitir esa mancha a la máxima instancia de justicia del pais. Es cierto pueden llegar las impugnaciones, como expresó Saldivar mediante un comunicado, pero en últimas cuentas la Suprema Corte, es decir, el mismo Saldivar y los jueces son quien deben decidir. Ya no hay nadie más.
Podría pasar que para evitar vivir esa ampliación bajo la sospecha, Saldivar renuncie o no permita esa ampliación, hacer lo que la Suprema debe hacer, hacer efectivos los derechos fundamentales y limitar el uso del poder . Y no quedarse bajo el escrutinio de haber roto uno de los votos de integridad y pasar a ser uno de los tentáculos del presidente.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación dejará de ser una amenaza constitucional para el gobierno de Andrés Manuel.
La reaccion de Saldivar no pudo ser menos decepcionante, ese incómodo silencio mientras se llevaba a cabo el proceso, esa falta de pronunciamiento que lleva a México a unirse a las tendencias autoritarias que lastran latinoamérica.
Aun falta saber el precio que pagará la ciudadanía al permitir esa mancha a la máxima instancia de justicia del pais. Es cierto pueden llegar las impugnaciones, como expresó Saldivar mediante un comunicado, pero en últimas cuentas la Suprema Corte, es decir, el mismo Saldivar y los jueces son quien deben decidir. Ya no hay nadie más.
Podría pasar que para evitar vivir esa ampliación bajo la sospecha, Saldivar renuncie o no permita esa ampliación, hacer lo que la Suprema debe hacer, hacer efectivos los derechos fundamentales y limitar el uso del poder . Y no quedarse bajo el escrutinio de haber roto uno de los votos de integridad y pasar a ser uno de los tentáculos del presidente.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación dejará de ser una amenaza constitucional para el gobierno de Andrés Manuel.
Pero, mientras los ciudadanos comunes, cuya preocupación inicial es no caer victima del crimen, con la politización del poder judicial estan perdiendo la oportunidad de ser juzgados por jueces con la toga bien puesta, y empezaran a ser juzgados por funcionarios designados desde la presidencia.
Esto viene a confirmar el hambre de poder de un hombre que se valió de la gente para obtenerlo, la única manera que tiene la poblacion de frenar esto es balancear el congreso en la elección del 6 de junio, despúes solo habrá una voz en los poderes legislativo y judicial.
Así, si el pueblo no responde en las urnas el México de Lopez Obrador que quiso ser Benito Juárez, un reformador, acabará siendo Porfirio Díaz. de vuelta al hiperpresidencialismo.
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