Juan Rodríguez Cabrillo, primer europeo que llegó a Ensenada
CÁPSULAS HISTÓRICAS
Pintura que muestra la Nave San Salvador, que arribó en la bahía un 17 de septiembre de 1542.
EN EL 139 ANIVERSARIO DE ENSENADA
Juan Rodríguez Cabrillo fue el primer explorador que llegó vía marítima a Ensenada. Nacido en 1497 en un pueblo llamado Palma de Micer Gilio, hoy Palma del Río, en Córdoba, España.
Contratado por la Corona Española, con la encomienda de explorar el Mar Pacífico, arribó el 17 de septiembre de 1542 al lugar que bautizó como San Mateo, por ser este el santoral más próximo a la llegada.
Cabrillo partió del Puerto de Navidad, Jalisco, el 27 de junio de 1542. La expedición estaba compuesta por tres navíos, el buque insignia San Salvador comandado por el navegante español, lo acompañaron los navíos menores Victoria y San Miguel.
La bitácora del viaje es desconocida, sin embargo, existe una relación breve y conocida como Juan Páez, escrita al regreso del viaje y está basada en testimonios de algunos de los participantes de la expedición. Por ser este el único documento conocido del viaje, tiene un enorme valor histórico.
De Puerto Navidad, llegó la expedición a la región de Los Cabos y La Paz y de ahí siguieron y exploraronn la parte oeste de toda la península, que van describiendo y dando nombres a los diferentes sitios, hasta llegar a la bahía de Ensenada.
San Mateo es el primer nombre de origen europeo que se le da al lugar, no obstante, Ensenada ya tenía al menos tres nombres en la antigua lengua nativa de los kiliwas: Jtá Samak, cuyo significado es “Lugar de Carrizos”; Já Tay que se traduce como “Agua Grande” y “Mar”, y Uwa’ tay ‘maay, que se traduce como “Lugar de muchas casas, o de casas grandes”.
¿Cómo era el paraje de Ensenada en 1542?
Sin lugar a duda, el paraje que Cabrillo y sus acompañantes, observaron al llegar, debió haber sido de gran belleza. En la relación que hace Páez cuando llegaron a la Ensenada de aquellos tiempos, describe una tierra con abundantes plantas y especies de fauna que ya están extintas de la zona.
Tal es el caso del antílope conocido como berrendo, especie de gran hermosura que actualmente se está reintroduciendo en el Desierto de Vizcaíno.
Cita textual de Juan Páez:
“Domingo a 17 del dicho mes, anduvieron navegando para seguir su viaje. Y obra de 6 leguas del cabo de Cruz hallaron un puerto bueno y cerrado, y pasaron para llegar allá por una isleta que está cerca de la tierra firme. En ese puerto tomaron agua en una lagunilla de agua llovediza, y hay arboledas como las ceibas, excepto que es madera recia. Hallaron maderas gruesas y grandes que traía la mar. Llamase este puerto San Mateo. Es buena tierra al parecer, hay grandes sábanas y la hierba como la de España, y es tierra alta y doblada. Vieron unas manadas de animales como ganados, que andaban de ciento en ciento, y más que parecían en el parecer y en el andar como ovejas del Perú, y la lana luenga. Tienen cuernos pequeños de un xeme en luengo y tan gordas como el dedo pulgar, y la cola ancha y redonda, y de un longor de un palmo. Está en 330 1/3. Tomaron posesión en él, estuvieron en este puerto hasta el sábado siguiente”.
Juan Rodríguez Cabrillo, y su grupo permanecieron siete días en el lugar que llamaron San Mateo.
La llegada de Sebastián Vizcaíno
Transcurrireron sesenta años para que arribara a la bahía otro navegante, también de origen español. Sebastián Vizcaíno, llegó a estas tierras el 5 de noviembre de 1602.
Por tradición y debido a lo cerca de la fecha 1 de noviembre, día de Todos los Santos, bautizó el sitio con el nombre de Bahía de Todos Santos. Su diarista Gerónimo Palacios, describió a la bahía de la siguiente manera:
“…la tierra hace ensenada de sierras muy altas y la de más al noroeste, baja el dicho cabo de Todos Santos que es de piedra negra, bajo y muy amogotado, y al oeste de la una y media legua tiene unos farellones de peña blanca que parecen naos a la vela y al oeste del dicho cabo hay dos islas, que la mayor y más cerca es a una legua de él. Echada al noreste sueste y entre ella y el cabo hay cinco farellones de piedra pequeños, tienen canal y se puede pasar por entre ellos seguramente y la Isleta de más al oeste es baja y delgada echada del es-sueste con una piedra pequeña; de la parte del oeste hay pasaje por entre las yslas aunque angosto”.
Con información de Arnulfo Estrada Ramírez / Cronista Oficial de Ensenada.

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